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Manjares celestiales. Parte 8 de 8

(Publicado el 31 de agosto de 2011 en el sitio de la IPNJ Central Pereira)

Un gran Chef necesita buenos instrumentos

A veces hay frases, ideas o pensamientos en los cuales meditamos durante algunos periodos cortos o largos de tiempo y es como si Dios nos estuviera recordando una verdad semi-olvidada. Las últimas semanas, en mis oraciones, he utilizado una frase más o menos así: "Gracias Dios por estar aquí. Si Tú no estuvieras con nosotros, yo tampoco estaría aquí…"

¿Por qué lo menciono? Bueno, porque quiero terminar esta serie recordándote quién es Aquel que se debe llevar la gloria y la honra de lo que hacemos; nuestra razón de vivir, el Único que podría darnos los manjares celestiales que alimentan nuestra vida: Jesús, nuestro Dios. Ese pan y agua de vida que nos hacen volver a respirar son preparados por ese gran Chef que no vemos, pero indiscutiblemente está ahí. Los hombres somos sólo servidores, instrumentos en sus manos.

Y no podría concluir esta serie sin mencionar algo que a algunos puede incomodar, pero considero, es la verdad: No todos son aptos para predicar en un púlpito. Muchos hemos entendido que como Dios merece lo mejor, debemos procurar que personas aptas en las diferentes áreas sean las encargadas de ministrar al Señor y a la Iglesia. Quizás todos hemos estado en servicios donde los cantantes desafinan, los músicos no tocan bien, quien dirige no tiene ni idea de ello y quien predica lo hace pa’ la honra y gloria, como dicen por ahí ("De cualquier manera porque es para Dios").

Esto puede parecer más una piedricación que predicación, pero sinceramente, me da vergüenza, por ejemplo, que algunas personas nuevas tengan que presenciar las improvisaciones, falta de preparación, desórdenes y demás atrocidades que a veces cometemos en nuestros servicios y con esto no quiero decir que todo tiene que salir necesariamente perfecto, pero para Dios debemos hacer las cosas de la mejor manera posible.

Dios nos puede usar a todos, pero quizás no en el púlpito o quizás aún no sea el momento de hacerlo porque necesitamos más capacitación. Seamos sencillos, humildes y sinceros y sirvamos a Dios en las áreas en las cuales somos buenos y útiles. Que el Chef no tenga que usar tenedores para servir la sopa, porque los cucharones no desean participar y que tampoco tenga que usar instrumentos que quisieran ser cuchillos para cortar, pero no lo son.

Antes de terminar, quiero aclarar dos cosas: Primero, no escribo esto para alguien en específico, ni con el ánimo de desalentar o destruir, sino todo lo contrario, con la intención de que seamos edificados y buscar la excelencia que tanto queremos y segundo, aunque no estés de acuerdo conmigo, yo te seguiré respetando y amando en el amor del Señor y espero que tú también.

¡Seamos instrumentos útiles en las manos del gran Chef!